En las inmediaciones de nuestras cabañas en el bosque y bodega, se encuentra el Pico Sacro. Se ubica en la parroquia de A Granxa, en el concello de Boqueixón. Con un excepcional mirador, es una visita ineludible para los apasionados de la naturaleza y la historia. Acoge una ermita, una cueva y restos de una fortaleza. Además, existe una ruta de senderismo, que culmina en el pico: la subida desde Lestedo. Son casi 13 km, la dificultad es moderada y el tiempo estimado de la ruta es de dos horas y media.
El Pico Sacro no es una montaña alta, pero destaca en su entorno y se hace visible desde distintas localizaciones. Tiene poco más de 500 metros de altura y se encuentra aislada de otras montañas. Se conoce desde la antigüedad y se vincula a numerosas leyendas. La más importante la de la traslación de los restos del Apóstol Santiago. Inicialmente, se conocía como Monte Illicino, término que el historiador gallego Antonio López Ferreiro vincula al término latino ilex, encina.
El Pico Sacro y el Camino de Santiago
La vinculación al culto a Santiago y al Camio se relaciona con distintas cuestiones. Por una parte, el Camino Sanabrés bordea la falda de la montaña, que destaca en varios tramos. De este modo, el Pico Sacro, por su aislamiento, se convirtió en una de las primeras referencias de cercanía a Santiago para los caminantes que llegaban a través de la Vía de la Plata o del Camino Portugués.
Además, es el primer lugar en el que se aprecian las torres de la hoy Catedral de Santiago de Compostela, por lo que muchos peregrinos subían para disfrutar de sus vistas y de las cualidades mágicas atribuidas a la montaña.
Por otra parte, el Pico Sacro se relaciona con la leyenda de la Translatio de los restos del Apóstol Santiago, recogida en el libro III del Codex Calixtinus. Según relata, los discípulos del Apóstol son instados por la dama Luparia (Lupa) o reina Lupa a dirigirse a la montaña, entonces Mons Illicinus. Allí encontrarían unos bueyes cargar el material del sepulcro. En este texto, la etimología del nombre del Pico se atribuye al término en latín Illiciens, seductor. Lo relaciona con el hecho de que era un lugar en el que muchos mortales acababan seducidos por el demonio y en el que se practicaba el culto a ídolos paganos.
La reina no informó a los discípulos de que allí habitaba un dragón. Sin embargo, lo vencieron con sus rezos. Al ver que el monte estaba lleno de demonios esparcieron también agua bendita, por lo que pasó a conocerse como Mons Sacer, Monte Sagrado. Y también descubrieron que los bueyes aludidos por Lupa eran salvajes, que milagrosamente amansaron. Testimonio del hecho es la capilla de Santiaguiño, en honor al apóstol Santiago. Se encuentra a unos 2 km al sureste del Pico Sacro. Un documento del siglo XVII ubica ahí el encuentro de los discípulos y el dragón. El propio templo, del siglo XVIII, cuenta con un relieve alusivo, muy deteriorado y una fuente conmemorativa.
Dentro de su faceta milagrosa, el Pico Sacro estaba considerado un lugar de sanación. Esta cuestión se vincula a la abundancia de enfermos de ergotismo en el territorio gallego. La enfermedad se debe a la ingesta de alimentos contaminados con micotoxinas. Antiguamente, cereales como centeno, avena, trigo o cebada. Se conocía como “lume ardente” o “lume de San Antón”, es decir, fuego ardiente o de San Antón. El ritual medicinal de visita la Pico Sacro para estos y otros enfermos consistía en dejar un trozo de pan y recitar el verso: “Pico Sagro, Pico Sagro, sáname deste mal que eu traio”.
Restos arqueológicos y una misteriosa cueva
La localización geoestratégica del Monte Sacro lo convirtió en un enclave de vigilancia para el control de las vías de comunicación que unían costa e interior. En este sentido, un documento del siglo XV da cuenta de la construcción de la fortaleza de Montesagro. Pueden observarse diferentes rebajes en las piedras y un gran aljibe excavado en la roca. La construcción se atribuye al arzobispo de Santiago de Compostela Alonso II de Fonseca.
Sin embargo, existen vestigios de ocupación muy anteriores, como grabados rupestres y mámoas – monumentos funerarios prehistóricos – en las inmediaciones del Pico Sacro. Además, está documentada la habitación desde el siglo X. El iriense obispo Sisnando ordenó construir en su cima un monasterio benedictino y capilla dedicada a San Sebastián. El monasterio se abandonó en el siglo XII y en sus restos, se alzó el castillo de Fonseca. La ermita se mantuvo, restaurada en numerosas ocasiones. Hoy acoge una romería popular el 20 de enero.
Uno de los aspectos que más llaman la atención en el Pico Sacro a arqueólogos y espeleólogos es una cueva con varias entradas, conocida como Burato dos Mouros – agujero de los moros en su traducción al castellano-.
Durante tiempo, se pensó que era una construcción artificial, atribuida a la búsqueda de oro por parte de los romanos. No obstante, las investigaciones del Grupo Espeleolóxico Mauxo indicaron su origen natural. La cavidad comienza en los restos del aljibe del castillo y desciende 300 metros en forma de pozo. Los investigadores localizaron una sima de 30 metros desde el punto más alto. En el más bajo solo existen piedras, que, la tradición jacobea atribuye a las empleadas para matar al dragón o serpiente ilicinia, que protegía las entradas al infierno.
Es importante destacar que el recorrido de la cueva no es posible sin el material espeleológico adecuado.
Las leyendas del Pico Sacro
Las diferentes leyendas están en la base de la consideración del Pico Sacro como un lugar mágico y sagrado. Una de las razones tiene que ver con la composición geológica del macizo, en su totalidad por cuarzo a medio cristalizar, algo poco común en una Galicia en la que dominan las piedras graníticas y la pizarra. A ello se suman el aislamiento de la montaña y la configuración en forma de punta, que destaca sobre el profundo cauce del río Ulla. El hecho de que la montaña tuviese un aspecto diferente para las gentes del entorno hizo que se le atribuyesen propiedades como la de dispersar tormentas.
Por otra parte, a la existencia de la cueva, las leyendas de la reina Lupa y la vinculación al camino de Santiago, se unieron historias de moros, gigantes, serpientes y bestias.
La hendidura del Pico Sacro que permite apreciar los cimientos de la fortaleza de Fonseca recibe el nombre de Rúa da Raíña. Es un paso estrecho y profundo, del que se dice que podría haber sido construido para dar acceso a la cueva del Pico Sacro. El lugar en el que se ubica, también se conoce como el Pazo da Raíña Lupa.
Por otra parte, la leyenda jacobea de la translación de los restos del Apóstol, aparece también en la Historia de Iesus Christo Santiago Zebedeo de Mauro Castellá Ferrer, del siglo XVII, en la que también se menciona el Pico Sacro.